miércoles, 31 de octubre de 2007

La sentencia del 11-m

La sentencia del 11-M marcará un hito en la lucha contra el terrorismo yihadista

Interior mantiene el nivel de Alerta 2 ante la sentencia hoy del 11-M
Desde Bali a Nueva York y desde Ciudad del Cabo a Oslo, existe gran expectación por la sentencia que condenará hoy a los autores y colaboradores de la mayor matanza registrada en Europa por un atentado yihadista. Y el interés proviene, además de por la conmoción que también causó fuera de nuestra frontera el asesinato de 192 personas, por los argumentos que el Tribunal expondrá como antecedentes de la matanza, «justificada» por sus autores materiales en la presencia de las tropas de España en Irak y Afganistán, como reflejaron, entre otros, en el comunicado enviado a ABC horas antes del suicidio de Leganés. Otro factor que da a la sentencia carácter internacional es la propia autoría de la matanza, que, aunque cometida por una célula local, fue llevada a cabo bajo el llamamiento al Yihad («guerra santa») de los líderes de Al Qaida Osama bin Laden y el egipcio Ayman Al Zawahiri. A estos elementos se une el que todos los países de Occidente, así como sus bienes en cualquier parte del mundo, han sido declarados por el terrorismo internacional como sus objetivos. Se trata, en definitiva, de una amenaza sin fronteras, que hace que el veredicto de Javier Gómez Bermúdez, Alfonso Guerra y Fernando García Nicolás sea del máximo interés para los servicios y agencias antiterroristas del mundo. Y más aún por cuanto la de hoy es la primera sentencia contra el yihadismo por un atentado masivo, ya que el del 11-S de Nueva York aún no ha sido juzgado.
Todo parece indicar que la sentencia ratificará la pertenencia a organización terrorista de Rabei Osman el Sayed, «El Egipcio», aunque se inclinará por no condenarle como inductor del asesinato de 191 personas, al considerar que no hay pruebas suficientes para atribuirle la matanza de los trenes. De las conversaciones telefónicas y ambientales interceptadas por la Policía italiana en Milán no se deduce de forma clara que el acusado diera la orden directa de atentar, lo que no significa que antes del 11-M no estuviera en España, como lo pone en evidencia un mensaje de bienvenida a Italia que recibió su móvil español el 1 febrero de 2004.
La Fiscalía había solicitado 38.952 años de cárcel para «El Egipcio» al considerarle como uno de los tres ideólogos, junto a Hassan el Haski y Youssef Belhadj. El hecho de que el Tribunal no vaya a condenarle por esta función no tiene ninguna trascendencia sobre la autoría y origen del atentado. Los casos más evidentes sobre esta última circunstancia son los actos terroristas de ETA, que son juzgados y sentenciados al margen de la figura del «autor intelectual».
De ser de esta forma, a partir de mañana el horizonte penal de Rabei Osman en España será muy similar al que le ha fijado la Justicia italiana, que le ha rebajado la condena de diez a ocho años al retirarle el cargo de dirigente, aunque le mantiene el de miembro de organización terrorista. Aunque aún se desconocen los argumentos del Tribunal de Apelación de Italia, la decisión fue adoptada porque a la Fiscalía le resultó muy difícil mantener la acusación debido a que la defensa de «El Egipcio» esgrimió la controversia sobre las traducciones de las conversaciones telefónicas y ambientales. De hecho, durante el juicio del 11-M fueron manifiestos los puntos de discrepancia entre los traductores españoles e italianos sobre expresiones claves, como «el hilo de Madrid soy yo» o «se trató de un proyecto mío».
Desde que terminó el juicio, el Ministerio del Interior no ha levantado su dispositivo de alerta 2 , el mismo que estuvo desplegado durante la vista oral. Y es que las Fuerzas de Seguridad consideran que España sigue estando en el punto de mira del yihadismo. No hay nada más que recordar los seis mensajes-amenazas lanzados desde finales de 2006. El primero, fechado el 20 de diciembre, fue pronunciado por el número dos de Al Qaida, Ayman Al Zawahiri, quien hizo un llamamiento a «librar Ceuta y Melilla» por tratarse de tierras musulmanas ocupadas». El cabecilla terrrorista llegó a comparar las dos ciudades autónomas con la situación de Palestina o Chechenia.
Ya en 2007, el 12 de marzo, una grabación colgada en Internet advertía al Gobierno socialista de España «por engañar a su pueblo al retirar las tropas de Irak y enviar a otros 600 soldados a Afganistán». Un mes después, Al Qaida del Magreb -nuevo nombre del Grupo Salafista para la Predicación y el Combate-, al tiempo que reivindicaba el asesinato de 24 personas en Argelia, prometía que no iba «a descansar hasta liberar la tierra del Islam desde Jerusalén hasta Al Andalus». En esta red norteafricana de Al Qaida también está integrado el Grupo Islámico Combatiente Marroquí al que pertenecen varios de los procesados por el 11-M.
En medio de estas amenazas se produjo el atentado en Yemen contra ocho turistas españoles que fueron atacados por un «comando» de Al Qaida que meses antes había conseguido fugarse de la cárcel. No obstante, los investigadores creen que el objetivo no era la nacionalidad, sino la condición de occidentales.
Pero además España está en el objetivo porque el yihadismo internacional considerará la sentencia condenatoria como un ataque de los «infieles» al Islam, lo que ya hizo en el caso de «Abu Dahdad», condenado a 27 años de cárcel por un Tribunal presidido también por Javier Gómez Bermúdez. La sentencia consideró al sirio jefe de Al Qaida en España.

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